sábado, 29 de mayo de 2010

El hombre es milagroso en la medida que puede transformar su pasado.



Algunos dicen "no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe", pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente, produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada. Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y, cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.
La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria, ¿por qué razón? Porque cuando tú respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir se pregunta ¿qué pasa aquí que no están respirando? En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas. Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es como actuamos para la auto sanación.
Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas sólo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo.
Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia. Si sé que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿qué cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras. Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida. Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo.

El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel, hay un centro de energía muy importante y, nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico del miedo.
Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle "tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también". Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo, y logro transmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.
Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.
Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.
La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos.
La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida, y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.
Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una pérdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer.
Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo, lo dejo partir no lo amarro. Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana.
El sanador no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión, y la libertad del otro, para sanarse.
La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.
Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada. La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor, y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer, o un lupus.
Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse Superman, uno puede ser muy orgulloso y decirse "estoy triste porque no me curé el cáncer", eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.
Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones supremamente complicadas y difíciles.
También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento. Yo solo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.
Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental ¿cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el mensaje, qué me quería decir esta actitud y esta enfermedad? Cuando yo no digo NO, en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo que hay que aprender a reafirmarme diciendo NO.
La ira es la mejor estrategia de autoafirmación. Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente, ustedes han visto a un ama de casa que en su ira revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana.
Yo sabía cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo. Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente, el hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira, la fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.
Crecer espiritualmente no es decirle que sí a todo el mundo. El crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo, la tolerancia no excluye la autoafirmación.
La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra. Pero esa sombra cuando la quito abre una puerta luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.
Dr. Jorge Carvajal Posada

jueves, 27 de mayo de 2010

Propósito y Dualidad



La vida vivida con propósito es la que fluye sin esfuerzo de una experiencia a la otra, un ciclo de recibir y soltar que pasa cada vez a niveles energéticos más elevados. La vida material se convierte en un espejo del crecimiento y comprensión espiritual, de manera que cada experiencia en el plano material es simplemente una oportunidad para revisar lo que está ocurriendo en el plano espiritual. Nuestra vida espiritual se expresa a través de nuestra humanidad y el resultado es la mejor combinación de lo espiritual y material. Todo esto suena como un proceso simple y maravilloso hasta que agregamos la dualidad, la energía de la tercera dimensión.
El Espíritu fluye a nosotros en una corriente interminable, ilimitada y desbordante de energía. Si pudiéramos estar en este flujo, estaríamos en un estado constante de felicidad, recibiendo, soltando, cambiando, creciendo y aprendiendo en una evolución del cielo en la tierra. Pero el Espíritu fluye hasta encontrarse con la dualidad, la energía del ego y el libre albedrío. Este encuentro es o bien una alegre aceptación que crea una asociación poderosa, o un rechazo total que excluye al Espíritu, o algo intermedio.
La dualidad desea expresar cada aspecto de sí misma, que es algo así como encontrar nuevas formas de tocar el fuego y no quemarse. Es terca y obstinada y considera que su propósito es conquistar el mundo por medio de su energía. La dualidad entonces se convierte en su propio propósito y la vida vivida de esta manera existe únicamente para expresar la dualidad, separación, desconexión y la vida sin Espíritu. Dentro de la dualidad nos sentimos impotentes porque ésta tiende a crear líos en los que debemos enfocar nuestro tiempo y energía para solucionarlos. Sin embargo, si damos paso a una mínima cantidad del Espíritu en nuestra realidad, la dualidad se desvanece en el trasfondo.
Así como una pequeña luz puede iluminar una gran cantidad de oscuridad, así mismo una pequeña cantidad de voluntad de trabajar con el Espíritu puede transformar la dualidad en una asociación, permitiéndonos experimentar una vida sin esfuerzo. Dondequiera que estemos enfocados, dirigidos, obsesionados, aferrándonos y temerosos, es donde estamos expresando la dualidad en sus aspectos singulares. Estar dispuestos a dejar ir, abrirnos al Espíritu, considerar otras opciones y ser capaces de vernos a nosotros mismos más allá de lo material, crea un nuevo propósito de vida, la expresión de la asociación espiritual. Y esto entonces conduce al flujo sin esfuerzo de la vida y nuevas posibilidades para una vida alegre, dirigida por un propósito, que es la expresión del cielo en la tierra.
Jennifer Hoffman

martes, 18 de mayo de 2010

La Rueda de la Vida (Extracto) Elizabeth Kübler-Ross (1926-2004)

Cuando hemos aprobado los exámenes de lo que vinimos a aprender a la Tierra, se nos permite graduarnos. Se nos permite desprendernos del cuerpo, que aprisiona nuestra alma como el capullo envuelve a la futura mariposa, y cuando llega el momento oportuno podemos abandonarlo. Entonces estaremos libres de dolores, de temores y de preocupaciones, tan libres como una hermosa mariposa, que vuelve a su casa, a Dios, que es un lugar donde jamás estamos solos, donde continuamos creciendo espiritualmente, cantando y bailando, donde estamos con nuestros seres queridos y rodeados por un amor que es imposible imaginar.
Por fortuna, he llegado a un nivel en el que ya no tengo que volver a aprender más lecciones, pero lamentablemente no me siento a gusto con el mundo del que me marcho por última vez. Todo el planeta está en dificultades. Ésta es una época muy confusa de la historia. Se ha maltratado a la Tierra durante demasiado tiempo sin pensar para nada en las consecuencias. La humanidad ha hecho estragos en el abundante jardín de Dios. Las armas, la ambición, el materialismo, la destrucción, se han convertido en el catecismo de la vida, en el mantra de generaciones cuyas meditaciones sobre el sentido de la vida se han desencaminado peligrosamente.
Creo que la Tierra castigará muy pronto estas fechorías. Debido a lo que la humanidad ha hecho, habrá terribles terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas y otros desastres naturales jamás vistos. Debido a lo que la humanidad ha olvidado, habrá muchísimo sufrimiento. Lo sé. Mis guías me han dicho que hay que esperar cataclismos y convulsiones de proporciones bíblicas. ¿De qué otro modo puede despertar la gente? ¿Qué otra manera hay de enseñar a respetar la naturaleza y la necesidad de espiritualidad?
Como mis ojos han visto el futuro siento una gran compasión por las personas que quedan aquí. No hay que tener miedo; no hay ningún motivo para tenerlo si recordamos que la muerte no existe. En lugar de tener miedo, conozcámonos a nosotros mismos y consideremos la vida un desafío en el cual las decisiones más difíciles son las que más nos exigen, las que nos harán actuar con rectitud y nos aportarán las fuerzas y el conocimiento de Él, el Ser Supremo. El mejor regalo que nos ha hecho Dios es el libre albedrío, la libertad. Las casualidades no existen; todo lo que nos ocurre en la vida ocurre por un motivo positivo. Si cubriéramos los desfiladeros para protegerlos de los vendavales, jamás veríamos la belleza de sus formas.
Cuando estoy en la transición de este mundo al otro, sé que el cielo o el infierno están determinados por la forma como vivimos la vida en el presente. La única finalidad de la vida es crecer. La lección última es aprender a amar y a ser amados incondicionalmente. En la Tierra hay millones de personas que se están muriendo de hambre; hay millones de personas que no tienen un techo para cobijarse; hay millones de enfermos de sida; hay millones de personas que sufren maltratos y abusos; hay millones que padecen discapacidades. Cada día hay una persona más que clama pidiendo comprensión y compasión. Escuche esas llamadas, óigalas como si fueran una hermosa música. Le aseguro que las mayores satisfacciones en la vida provienen de abrir el corazón a las personas necesitadas. La mayor felicidad consiste en ayudar a los demás.
Realmente creo que mi verdad es una verdad universal que está por encima de cualquier religión, situación económica, raza o color, y que la compartimos todos en la experiencia normal de la vida.
Todas las personas procedemos de la misma fuente y regresamos a esa misma fuente.
Todos hemos de aprender a amar y a ser amados incondicionalmente.
Todas las penurias que se sufren en la vida, todas las tribulaciones y pesadillas, todas las cosas que podríamos considerar castigos de Dios, son en realidad regalos. Son la oportunidad para crecer, que es la única finalidad de la vida.
No se puede sanar al mundo sin sanarse primero a sí mismo.
Si estamos dispuestos para las experiencias espirituales y no tenemos miedo, las tendremos, sin necesidad de un gurú o un maestro que nos diga cómo hacerlo.
Cuando nacimos de la fuente a la que yo llamo Dios, fuimos dotados de una faceta de la divinidad; eso es lo que nos da el conocimiento de nuestra inmortalidad.
Debemos vivir hasta morir.
Nadie muere solo.
Todos somos amados con un amor que trasciende la comprensión.
Todos somos bendecidos y guiados. Es importante que hagamos solamente aquello que nos gusta hacer. Podemos ser pobres, podemos pasar hambre, podemos vivir en una casa destartalada, pero vamos a vivir plenamente. Y al final de nuestros días vamos a bendecir nuestra vida porque hemos hecho lo que vinimos a hacer.
La lección más difícil de aprender es el amor incondicional.
Morir no es algo que haya que temer; puede ser la experiencia más maravillosa de la vida. Todo depende de cómo hemos vivido.
La muerte es sólo una transición de esta vida a otra existencia en la cual ya no hay dolor ni angustias.
Todo es soportable cuando hay amor.
Mi deseo es que usted trate de dar más amor a más personas.
Lo único que vive eternamente es el amor.

lunes, 10 de mayo de 2010

Lo que el corazón quiere la mente se lo muestra.

Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
“un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas”
ENTRENAR LA MENTE
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.
“Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente.
-¿Psiconeuroinmunobiología? -Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
-¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
-¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
-¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
-¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
-¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
-Exagera.
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.
-Más recursos…
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.
-¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.
-¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
-¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
-¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
-¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.
-La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
-Deme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos “voy a hacer esto” y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
-Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación. Mario Alonso Puig

viernes, 7 de mayo de 2010

Reflexiones



Nadie nace con la maestría...
La debilidad es un enorme freno a la evolución, a la liberación y a la ascensión.
La debilidad es una forma de enfermedad y de muerte.De hecho, es el olvido de la fuerza de la vida y del aliento interior.Sentirse débil, incluso escudarse en ese estado, es como un letargo energético completamente ajeno al impulso creador que poseemos.Reconocer nuestra debilidad y fragilidad es ya un avance, es dar muestras de lucidez. Ese es el primer paso para el cambio.Y esa lucidez de reconocer que no usamos nuestro poder, en el fondo contiene humildad.
Nuestras debilidades, incluso el hundimiento, las crisis, los miedos, las dudas, tienen también una función…
La materia es portadora de las semillas de la redención y la transformación.Revelarse contra la materia y la densidad es claramente lo que alimenta el juego de la separación.La existencia de la materia es precisamente lo que permite la reunificación.Aunque no lo parezca, existe una fuerte complicidad entre materia y espíritu.No te disperses, no depongas tus decisiones, no relajes tu confianza, no despliegues tu mente generando excusas.
No olvides tu centro, el motor de tu voluntad, ni la llama interior, ni tu potencial de amar.Un principio cristalino y luminoso convive con tu pequeño yo.
La maestría es posible en ti, y llegará a instalarse por completo cuando utilices sanamente tu poder y cuando aprendas a gestionarlo.Negar la llama de tu interior, unida siempre a esa trama inteligente de eternidad, es inútil.Tú alma, y la de todos los hombres y las mujeres, conserva siempre su visión interior, por pequeña que te parezca tu llama.
Conserva el recuerdo de la luz, de la fuerza y del amor.

Conectar con nuestra fortaleza


Una de las causas por las que hemos perdido nuestra felicidad natural es que la infelicidad del mundo exterior ha penetrado en nuestro ser interno. La mente es como un receptor, sintonizando con diferentes experiencias. Con lo que sea que sintonizamos, pensamos que es real.
Cuando nos reconocemos a nosotros mismos como seres de paz, la mente entra en una nueva experiencia. A medida que aprende a sintonizar con el alma interior eterna y pacífica, eso se convierte en nuestra realidad. Esto genera la fortaleza para permanecer centrado y pacífico, no importa lo que nos rodee. Nos convertimos en un ser lleno de recursos.
Para fortalecernos también es esencial la práctica de la introversión. La habilidad de ir hacia el interior, de comprender y experimentar nuestro ser verdadero, es la introversión. Es una cualidad que nos sana.
La extroversión es un hábito que hace que nos perdamos en el mundo exterior. Nuestros pensamientos corren hacia todas las direcciones. La extroversión se ha de equilibrar con la introversión para permanecer sanos y fuertes. Nos hacemos extrovertidos porque nos hemos acostumbrado a satisfacer nuestros deseos y necesidades a través de medios materiales.
Sin embargo, la mayor parte de estas necesidades reflejan un vacío espiritual, ya que nada físico puede satisfacer las necesidades del espíritu. Y aun así continuamos con el hábito de mirar hacia fuera para encontrar satisfacción.
La gente, las posesiones y nuestros propios hábitos consistentemente atrapan y distraen la mente. Permanecemos mentalmente apegados. Incluso queriéndolo, nos damos cuenta de que no podemos independizarnos de esos aspectos externos.
Con la introversión volvemos a reconectar con lo que es puro y esencial, recuperando el sentido de nuestro valor verdadero, volviendo a la Fuente, a la Verdad, a la Paz que habita perennemente en nuestro interior.

domingo, 2 de mayo de 2010

A propósito de la empatía II


Ya habíamos establecido que para aliviar el sufrimiento del mundo y el tuyo propio había que entender la causa del sufrimiento. Por suerte quedó bastante texto sin citar de "Jesús y la compasión", y casualmente a Jesús se le ocurrió hablarnos sobre eso en los siguientes párrafos:

Entonces, cuál es la fuente de tu sufrimiento? Siempre, siempre, siempre la fuente de tu sufrimiento es tu creencia de que estás solo. Y si estás solo, entonces ¿puedes estar a salvo en un mundo de seres que están separados de ti, con voluntades separadas, cualquiera de los cuales podría elegir destruirte en un momento? Y la respuesta es, por supuesto que no. Siempre, siempre, siempre, todo sufrimiento surge de la creencia de que estás solo y el miedo de que debas permanecer así.Y aun te he dicho - tu única función es aceptar la Expiación para ti mismo. ¿Qué significa eso? Cuando digo acepta la Expiación para ti mismo, simplemente quiero enfatizar lo que dije antes en esta conversación - que no es función tuya, ni de el Espíritu Santo, ni de Dios, saber como otro debe ejercer su libertad, como otro ser debe vivir. Y no te corresponde a ti, nunca, imponer sobre la conciencia de otro, tu comprensión de como él debe vivir, y así incrementar su miedo. Tu meta es mirar dentro de ti.
Entonces la única razón por la cual sufro y veo maldad en el mundo es porque creo que hay voluntades distintas a la mía. Una de las voluntades más temibles no es la del que me quiere matar el día de mañana, ni el que quiere secuestrar a mis seres queridos, esas sin duda pueden ser temibles, pero una realmente temible es la voluntad de Dios.

Porque si Dios está separado de mí (y todo en este mundo parece darme la razón), entonces no ha hecho nada por solucionarlo, lo cual significa que él se divierte viéndome sufrir. O algo peor, que he hecho algo que merece su castigo y por lo cual no puedo volver nunca a su lado. Eso es verdaderamente temible. Para eso fue diseñada la separación, para hacerte sentir miedo, y es la separación lo que tu ego desea mantener con vida.

¿Cuál crees tú que es la cura para la separación? Pues evidentemete la unión. ¿Pero cómo me uno a mi hermano? ¿Cómo me uno a Dios? ¿Cómo puedo unirme a eso que me da tanto miedo? ¿Cómo es posible que pueda unirme a esa persona que tanto detesto? ¿Cómo puede ser uno con alguien que sufre si no es eso lo que quiero? Jesús lo expresa de esta manera:

Ah... pero, ¿qué es lo que ves cuando miras adentro y aceptas la Expiación? Lo que ves es un mundo que no está separado, en ningún sentido, de ti. Así, cuando aceptas la Expiación para ti mismo, miras a tu mundo y ves todo como uno - de Dios para mí, para el Espíritu Santo, para cada hermano, para tu propia vida, para cada circunstancia y sí, también para el sufrimiento que parece existir en el mundo. Todo ello es parte de lo que tú eres.Así, cuando aceptas la Expiación, aceptas a tu hermano como uno contigo. Y no hay aislamiento. No hay separación, cuando aceptas la Expiación. Así, cuando aceptas la Expiación para ti mismo, no significa, el retraerte ni apartarte ante el sufrimiento de tu hermano.Entonces, ¿cómo enfocas el sufrimiento que ves en tu mundo?. ¿Cómo enfocas, entonces, tu deseo profundo de aliviarlo? Escúchame bien. Cuando ves sufrimiento en tu mundo y cuando tienes dolor por ello, estás viendo tu propio miedo de estar solo. Yo fui capaz de ver el sufrimiento en mi mundo, y hubo mucho - pero nunca proyecté sobre mi mundo mi miedo de estar solo. Porque yo no estaba separado de mi Padre. Y en todo momento de mi existencia yo sabía eso, total y completamente.
Es interesante ver que Jesús expresa que vio mucho sufrimiento en su mundo, pero que a pesar de que veía esto él no estaba proyectando su miedo de estar solo, lo que es lo mismo, estaba unido a todos tanto en sus risas como en sus males. Como lo conversamos en la primera parte, la pregunta fundamental que debes hacerte ante una situación de sufrimimiento es ¿Qué siento yo con esto que está pasando? si la respuesta no es paz perfecta, entonces es porque estás proyectando tu miedo de estar solo en tu mundo, y no estás obrando como Jesús lo hizo en este mundo. ¿Cómo entonces hay que obrar? :

Entonces, ¿cuál era el mensaje, cuál era el mensaje que vine a traer, cuando estuve en esta tierra como Jesús? El mensaje que traje fué - no estás solo. No hay una Voluntad separada de la tuya. Y no hay ser con voluntad separada de la tuya, no hay ser que pudiera hacerte daño, - por lo tanto; estás completamente a salvo.Y ese es el mensaje de compasión. Yo fui capaz de extender verdadera compasión, porque pude experimentar mi unidad con todos mis hermanos, y no tuve necesidad de proyectar sobre sus experiencias mi propio miedo, y mi propio deseo de no estar solo. Y en mi presencia, mis hermanos supieron que no estaban solos - y la paz entró a sus vidas en la medida que fueron capaces de abrirse a ella. Algunos se abrieron totalmente y fueron curados completamente en un instante. Algunos no la oyeron en absoluto. Y algunos la oyeron en grado variable. Así es como debe ser un mundo de libertad y un mundo de amor, tal como Dios lo ha creado y diseñado.Así, ¿cómo percibes a tu mundo, cuando sientes el sufrimiento y las heridas adentro de ti porque lo ves? Lo que tú haces es intentar comprender la verdad de que todo regalo que das te es dado a ti mismo. Y mientras ves, y crees en el sufrimiento en tu mundo, estás pidiendo dentro de ti, descubrir la paz que viene de saber que no puedes estar solo.Y por lo tanto, ¿qué extenderías a tu hermano en su sufrimiento imaginario? Simplemente esto - el mensaje de que él no está solo. Eso es todo. La respuesta para el sufrimiento de cualquiera, de cualquier clase, en tu mundo, esta en la comprensión, en la conciencia de tu hermano y en la tuya propia, que no están ni pueden estar solos. No puedes estar solo en tu vivir. No puedes estar solo en tu morir. No puedes estar solo en ninguna circunstancia que pareciera caer sobre ti, aun cuando ello sea tu libertad en acción.
No estás solo, no eres un ser separado, y sobre todo no hay nada que pudiera alguna vez hacerte daño. Esa es tu verdadera realidad. Cuando percibes una situación de sufrimiento, simplemente estás escuchando el llamado de tu Ser a ver las cosas de otra manera, a descubrir la paz de saber que no puedes estar solo.

Pero no confundas causas con efecto, modificar tu conducta ante estas situaciones displacenteras no cambiará tu manera de ver las cosas. Por tener una actitud más positiva, o por tratar de ver el lado amable de las cosas no te estás ayudando en nada. Hay que ser sincero en primer lugar: "Sí, estoy viendo un problema que no me hace sentir en paz", y en segundo lugar hay que tener la humildad para preguntar "¿Qué debo hacer ahora?". Afortunadamente Jesús tiene la respuesta:

Mientras te extiendes hacia tu mundo y hacia tus hermanos, y les expresas que no están solos, ¿cómo lo harías? ¿Cómo sabrás qué hacer y qué decir? La respuesta es; tú no debes saber. La respuesta es; tú no puedes saber. Te he hablado acerca de tener una pizca de fe, y decir - Yo no sé. Porque cuando sientes dolor ante el sufrimiento de tu hermano, proyectas sobre él tus propias creencias, tus propios miedos acerca de la soledad. Entonces, ¿cómo tratarás el sufrimiento de tus hermanos? Tú entiendes que lo que deseas extenderle es la verdad, la comprensión, de que no está solo, que tú eres su hermano y que te importa. Y entonces, solo necesitas escuchar adentro, así sabrás, bajo la guía del Espíritu Santo, qué hacer y qué decir.No hay una respuesta uniforme que tengas ante el sufrimiento de tus hermanos. Porque todos ellos en su libertad, pueden estar en diferentes lugares en tu mundo de ilusión. Puedes terminar dando comida al hambriento en un caso, y ni una pizca en otro caso. Puedes terminar dando dinero en un caso. Puedes terminar dando una sonrisa en otro caso. Cada circunstancia es diferente. Y necesitas apartarte de la arrogancia que te dice lo que tu hermano necesita recibir. Más aún, en tu silencio, dejas que el Espíritu Santo te guíe en el camino, que le permitirá a tu hermano saber que no está solo. Eso es todo lo que puedes hacer para aliviar su sufrimiento. Y más aún, es todo lo que necesitas hacer.Y, ¿qué pasará mientras la visión de tu hermano cambia a la comprensión de que, de verdad, él no está solo? Acompañando a eso debe estar tú visión adentro, de que tú tampoco estás solo y no puedes estarlo. Y cuando comprendas, como yo hice, que no estás solo, que estás a salvo, que eres libre y que eres amado completamente, entonces eso es lo que extenderás bajo la guía del Espíritu Santo a todos tus hermanos. Y es así verdaderamente, como te conviertes en Salvador del Mundo.

¡Qué hermosas y reconfortantes esas palabras! Lo único que necesito ante cualquier situación es quedarme en silencio (de mi mente), y decir con toda sinceridad "Yo, no sé", y luego escuchar lo que tienes que hacer. Esa es la única receta, cada situación es diferente, puede que veas sanar a la persona o puede que la veas empeorar, es su libertad. Pero seguir la guía del Espíritu Santo es lo mejor que puedes hacer por él, y por ti mismo.
No proyectes tus problemas sobre tu hermano, apártate, depón tus armas y pregunta qué hacer en cada situación, tú no puedes saber qué hacer, pero Dios sí, confía en ello. No traigas luz a tus problemas sino que lleva tus problemas a la luz.

A propósito de empatía



En un texto escrito por Yeshua, el Jesús que nos habla en Un Curso de Milagros, llamado "Jesús y la Compasión" encontré una de las lecturas más esclarecedoras que he tenido desde que inicié mi propio transitar a casa.

Saludos, soy Jesús. Hablaré hoy contigo sobre el fundamento de la compasión. Seguramente esta es una de las grandes luchas que tienes en tu mundo. Y seguramente es uno de los temas que pueden confundirte en tu manera de pensar. Porque oyes comentarios, en Un Curso de Milagros y en estas cintas que te doy, que parecen decir - tu única meta es aceptar la Expiación para ti mismo. Y esto parece potencialmente excluir interés por tu hermano. Y te he dicho - no te pongas del lado de la enfermedad en presencia de un Hijo de Dios, aun si él mismo cree en ella. Y esto parece decir - no participes en su creencia de que está enfermo.
Leer en el texto de Un Curso de Milagros que la única meta de mi vida es aceptar la expiación para mí misma suena como algo realmente ininteligible, aún entendiendo plenamente lo que se quiere decir con la palabra expiación es "perdonar por completo". Así pues, lo que Dios me pide es que acepte el perdón total para mí misma y nadie más. ¿Esto quiere decir que no debo practicar el perdón con otras personas? ¿Debo ayudar a los que me parecen necesitados en la calle? ¿Acaso debo predicar este mensaje y hacer que otras personas despierten?

Esas son las primeras dudas que surgen en mi mente cuando trato de entender estas palabras. Parece increíble decir que no debo ayudar a nadie en su proceso de despertar, sobre todo porque tanto se repite por todas partes que todos estamos en un proceso aprendiendo, y que al parecer (y sin dudarlo mucho) hay personas más avanzadas que yo en ese proceso, y por ende también personas que sigues dormidas. Continúa Jesús diciendo:

Y entonces, ¿qué puedes hacer? ¿Debe importarte? ¿Debes tratar de entrar y hacerte parte de su sufrimiento? ¿Y no es este el tema de la compasión? Miras a tu mundo y ves, una y otra vez lo que parece ser gran sufrimiento. Y hay algo dentro de ti que te llevaría a extender la mano a tus hermanos para cuidarlos y aliviarlos, para quitar su sufrimiento. Y todo tu, quizás desea tener una varita mágica, o como fuera, que pudieras tocar tu mundo y hacer desaparecer el sufrimiento.Por lo tanto, consideremos algunas de estas nociones este día. Primero necesitamos preguntar sobre Dios mismo. ¿Podría haber creado Dios un universo en el cual pudiera exigir que no hubiera sufrimiento? Y, ¿qué estás preguntando realmente? ¿No estás preguntando, podría Dios haber creado un universo en el cual sus hijos no fueran libres, libres de experimentar lo que ellos quieran? Entonces, ¿no estás preguntando, crearía Dios un universo donde estuviera separado de sus propios hijos? Porque por supuesto, se deduce – si los hijos de Dios son uno con ÉL, y los hijos de Dios no son libres, entonces Dios tampoco lo es. Y ya no tienes que preguntar si Dios habría creado un mundo en el cual Él Mismo no fuera libre. Solo queda reírse de esta pregunta. ¿Podría alguien crear un mundo en el cual no fuera libre? Claro que no. Así, si Dios tuviera una varita mágica, tal como tu quisieras tener, con la que Él tocara al mundo y resultara lo que Él desea, ¿qué haría ÉL realmente? ¿Usaría su varita mágica para negar la libertad? Y si te he dicho que el amor es libertad, entonces negar la libertad es negar el amor.
Verás, en el cielo, realmente somos como niños pequeños, y muy mimados, por cierto. Cualquier cosa que pensemos se nos da automáticamente, lo tenemos todo. Entre tantas ideas que se nos ocurren, sucede que tenemos una idea fantástica: "¡vamos a crear un mundo donde no sea libre!", pero de esa idea se nos olvidó reír y la compartimos con toda la creación. De inmediato, Dios nos dice en su infinita sabiduría: Hijo, no es posible separarte de lo tú eres en esencia, no puedes negar tu libertad, ni el amor que tú eres.

¡Ah!, pero Dios es astuto, negarte la libertad de experimentar dicho mundo sería negarte que tú eres esa misma libertad. Así que te propone una solución: Un sueño del en el cual no recuerdes quién eres ni de donde vienes, y donde puedas experimentar justo eso que pides sentir. Y todo el cielo honró tu decisión.

Dios no creó este mundo, tú lo fabricaste en tu mente y decidiste creer en ello como tu única realidad, para llevar de vuelta al cielo el precioso tesoro de la experiencia. Pero con ello trajiste de lo que te quejas ahora y aquello por lo que ves sufrir a tu hermano, y ahora que estás comenzando a entender tu naturaleza y tu origen, ahora que has decidido regresar a casa te preguntas ¿Debo regresar solo, o esperar a que todos se alisten? Jesús añade:
¿No te he dicho también que el Espíritu Santo, y por lo tanto Dios, no es arrogante?. ¿No te he pedido a ti también que no seas arrogante cuando tratas con tus hermanos? ¿Qué es la arrogancia realmente? ¿Has pensado acerca de ella? La arrogancia, muy simplemente, es tu creencia de que sabes como alguien debe vivir. Si el Espíritu Santo fuera arrogante, ÉL se impondría en ti y dictaría a tu conciencia cómo debes vivir. Mientras seas libre, ÉL no podría imponértelo, por supuesto. Pero ÉL pudiera forzarlo en tu conciencia. Y aun así ÉL no lo hace, porque el Espíritu Santo no es arrogante.
De la misma manera Dios no es arrogante. Escúchame bien. Dios no tiene un plan de como debes vivir. Si hubiera un plan, entonces la libertad se disolvería a sus pies. La Voluntad, de Dios es libertad. Esto te lo he dicho antes. Así por ser Dios, por ser el Espíritu Santo, no tiene una varita mágica y si la tuviera, no la usaría para disipar el sufrimiento.
Entonces podrías preguntarte, ¿debería yo, debería yo en el camino que he elegido, debería yo en mi búsqueda del entendimiento del amor, debería seguir el ejemplo de Dios mismo? Quizás sería sabio. Por supuesto sientes el humor en estas palabras. Así, si Dios no es arrogante, y no impondría, ni pudiera imponer sobre cualquiera de sus hijos un plan para sus vidas, entonces cómo llegarías a la vida de tus hermanos y especialmente en su sufrimiento?

Qué hermosas estas palabras, y cuán infinitamente profundas y simples. Si Dios jamás se ha metido en tus asuntos, por qué crees que deberías meterte en el de los demás. Y ya oigo venir los gritos de asombro: ¿Pero como puedes ser indiferente al sufrimiento? ¿Cómo no puedes ayudar a los otros? ¿No es ese mismo el mensaje que Jesús nos trajo cuando vino a la tierra, el de amar a nuestro prójimo?. Pues bien, quiero que recuerdes algo: Amor es libertad, eso y nada más.

Para los que hemos dedicado un poco de nuestras vidas a esa tarea de "sanar" y "enseñar" a los otros, estas palabras puede resultar bastante descorazonadoras. Por lo menos para mi lo fueron, y mucho.

¿Cual es entonces la verdadera compasión y cómo debemos practicarla? ¿Debemos ser simplemente indiferentes?. Jesús lo expresa en lo siguiente:
Primero, necesitas sólo dejar tu arrogancia. Necesitas dejar tu creencia de que sabes cómo tu hermano debe vivir. Y esto se aplica especialmente a cosas como lo que parece ser el sufrimiento. Tu hermano es libre, así como tú lo eres. Y siempre, cada suceso, cada circunstancia en su vida y en la tuya propia, solo es una expresión de libertad. Sin embargo, persiste verdadero en este mundo de espacio y tiempo, dentro de esta ilusión, que el sufrimiento parece ser absolutamente real. Miras a tu mundo y ves dolor, miedo, conflictos y soledad. Sufrimiento físico en la forma de enfermedad, en la forma de abuso infligido de un ser a otro. Tú ves lo mismo en tu propia vida, en mayor o menor grado.¿Cómo debes tratar con eso? ¿Cómo traté con eso cuando anduve por esta tierra? Porque, de verdad, lo hice como tú lo sabes. Primero, simplemente pregunta, ¿cuál es la causa del sufrimiento? La causa del sufrimiento es una creencia del ser, de que sufre. Eso es todo. Cuando te digo, el Espíritu Santo puede ver más allá de la ilusión y más allá del conflicto y del sufrimiento, eso es lo que quiero decir. El Espíritu Santo puede ver la libertad que está siendo expresada. Tú ves lo que llamas dolor y sufrimiento, y deseas ayudar a quitarlo de la vida de tu hermano y de tu propia vida.
Quiero que sepas algo, cada gota de sufrimiento, cada lágrima, cada atisbo o explosión de rabia que has sentido o presenciado en este mundo ha sido elección tuya, y de nadie más. ¿Pero podría alguien decidir sentir cosas que sabe que le harán daño? Pues también quiero que sepas que aunque todas esa cosas parezcan terribles y verdaderas a este nivel, desde la perspectiva de tu ser, del Espíritu Santo, tú estás gozando con cada sensación que decides tener. No importa si crees que sea placentera o displacentera en este momento, tu Ser, tu único Ser, se regocija con cada cosa que decides hacer.

Porque esa es tu naturaleza, la de ser libre, la de amar. Cada decisión que tomas es honrada por el universo entero porque te ama, te respeta y porque tienes la libertad de hacerlo, todas la veces que tú quieras. Entonces, ¿qué es el sufrimiento? el sufrimiento es simplemente la creencia de que puedes sufrir, qué simple. Si logras abandonar esa creencia, tú creencia de que el mundo funciona de esa manera, entonces habrás abandonado toda forma de dolor, para ti y para todos tus hermanos:
¿Qué más te he dicho del Espíritu Santo y la manera como él funciona en este mundo? Te he dicho que el Espíritu Santo nunca actuará de tal manera que aumente el miedo. Porque el miedo es lo opuesto al amor. Lo que tú bien sabes. Y si tú disipas el miedo, ello es con amor. Y así es como el Espíritu Santo nunca incrementará el miedo. Y qué es decir a otro ser cómo debe vivir para aliviar su sufrimiento, si él no es capaz de oír e internalizar tu mensaje como es. Si tú sabes como debe vivir otro ser y puedes explicárselo, pero él no puede aceptarlo, ¿qué haces tú? Con esto lo que logras es incrementar el miedo. Y eso es todo. Y cuando aumentas el miedo, aumentas el sufrimiento. Así es, el Espíritu Santo nunca se impone sobre la conciencia de ningún ser para decir - así es como debes vivir. Y si tú eliges en tu compasión, seguir el ejemplo del Espíritu Santo, ¿no deberías hacer lo mismo? Y así Dios Mismo no puede y no hará nada para disipar el sufrimiento, a menos que ÉL destruya la libertad y ÉL no sea amoroso. Y Dios Mismo nunca dirá a otro como debe vivir, para no incrementar el miedo.Entonces, ¿cómo tratas en este mundo de ilusión, aun cuando sea ilusión, con el sufrimiento que pareces ver? Preguntemos, ¿Cuál es la causa del sufrimiento? ¿Qué es lo que deseas aliviar en tu hermano? Te he dicho, la enfermedad es una elección. Es una decisión que es hecha. Y te he dicho que la enfermedad tiene como propósito probarte a ti mismo que eres un cuerpo, que realmente es la prueba para ti mismo de que estás separado y solo. Y te dije que este ego que tienes, que preservarías con tu propia vida, no es más que una colección de pensamientos acerca de quién eres. Y te he dicho - piénsalo de esta manera - tu ego sólo es una colección de pensamientos que no significan nada, que no tiene propósito realmente, excepto convencerte de que estás totalmente solo. ¿Lo ves?

La clave para abandonar la creencia en el sufrimiento y ayudar al prójimo está en la pregunta ¿cuál es la causa del sufrimiento? y sobre todo en la respuesta a ¿Qué deseo aliviar en mi hermano? Por sea cual sea la respuesta, no tiene nada que ver con él, sino contigo mismo. ¿Qué me hace sentir que mi hermano este viviendo esa situación? Responde esa pregunta desde el corazón y date cuenta que la emoción que te produce es simplemente algo que se repite en tu vida, de varias maneras y con diferentes magnitudes. ¿No deberías primero mirar la viga que tienes en el ojo antes de arrancar la que ves en tu hermano? ¿No es acaso esa viga que tienes en el ojo la responsable de la que ves en él? ¿No es esa la causa de su sufrimiento?.

No seas arrogante y acepta el perdón para ti mismo, no lo hagas por los demás, porque no lo necesitan. Ellos son perfectos tal como están, y honra las decisiones que tomen, aún cuando ellos crean que pueden sufrir. No te unas a tu hermano en su enfermedad, la empatía verdadera no es sentir lo mismo que él, sufrir con él, ni llorar con él. La verdadera empatía se encuentra en percibir correctamente la situación, ver más allá del sufrimiento y encontrar la decisión por la cual has decidido vivir esa experiencia. Tú visión es lo único que los puede hacer sanar.

Suele surgir la duda, ¿quién tiene el problema? ¿Ellos o yo?. Y te pido que observes detenidamente lo que estás preguntando. ¿Podría tener el Hijo de Dios algún problema? ¿Entones por qué lo percibes como tal? Simplemente porque estás defendiendo tu creencia en el mundo, en tu ego, en tu cuerpo, en tu situación de estar separado de la totalidad. ¿Quién tiene el problema? Pues si lo ves, si lo SIENTES, como un problema, si es una situación que no te da paz, entonces es tú creencia de que puede haber sufrimiento, y es tu responsabilidad deshacerla, por supuesto que de nadie más.

La verdadera empatía

Sentir empatía no significa que debas unirte al sufrimiento, pues el sufrimiento es precisamente lo que debes negarte a com­prender. Unirse al sufrimiento de otro es la interpretación que el ego hace de la empatía, de la cual siempre se vale para entablar relaciones especiales en las que el sufrimiento se comparte. La capacidad de sentir empatía le es muy útil al Espíritu Santo, siem­pre que permitas que Él la use a Su manera. La manera en que Él la usa es muy diferente. Él no comprende el sufrimiento, y Su deseo es que enseñes que no es comprensible. 6Cuando se rela­ciona a través de ti, Él no se relaciona con otro ego a través del tuyo. No se une en el dolor, pues comprende que curar el dolor no se logra con intentos ilusorios de unirte a él y de aliviarlo com­partiendo el desvarío.
2. La prueba más clara de que la empatía, tal como el ego la usa, es destructiva, reside en el hecho de que sólo se aplica a un deter­minado tipo de problemas y a ciertos individuos. Él mismo los selecciona y se une a ellos. Pero nunca se une a nada, excepto para fortalecerse a sí mismo. Al haberse identificado con lo que cree entender, el ego se ve a sí mismo y procura expandirse com­partiendo lo que es como él. No dejes que esta maniobra te engañe, El ego siempre utiliza la empatía para debilitar, y debili­tar es atacar. Tú no sabes lo que es la empatía. Pero de esto puedes estar seguro: sólo con que te sentases calmadamente y permitieses que el Espíritu Santo se relacionase a través de ti, sentirías empatía por la fortaleza, y, de este modo, tu fortaleza aumentaría, y no tu debilidad.
3. Tu papel consiste únicamente en recordar esto: no quieres que nada que tú consideres valioso sea lo que tiene lugar en una rela­ción. No decides hacer nada a tu manera para deteriorarlas o para crear armonía en ellas. No sabes lo que es curar. Todo lo que has aprendido acerca de la empatía procede del pasado. Y no hay nada del pasado que desees compartir, pues no hay nada del pasado que desees conservar. No te valgas de la empatía para otorgarle realidad al pasado y así perpetuarlo. Hazte a un lado tranquilamente y deja que la curación se lleve a cabo por ti. Mantén un solo pensamiento en la mente y no lo pierdas de vista, por muy grande que sea la tentación de juzgar cualquier situación, y de determinar tu reacción basándote en los juicios que has hecho de la misma. Concentra tu mente sólo en esto:

No estoy solo, y no quiero imponer el pasado a mi Invitado.
Lo invité y Él está aquí.
No tengo que hacer nada, excepto no interferir.

4. La verdadera empatía procede de Aquel que sabe lo que es. Tú aprenderás a hacer la misma interpretación que Él hace de ella si le permites que se valga de tu capacidad para ser fuerte y no débil. Él no te abandonará, pero asegúrate de que tú no lo abandonas a Él. La humildad es fuerza sólo en este sentido: reconocer y aceptar el hecho de que no sabes, es reconocer y aceptar el hecho de que Él sí sabe. No estás seguro de que Él desempeñará Su función porque tú nunca has desempeñado la tuya completamente. Es imposible que sepas cómo responder a lo que no comprendes. No caigas en esta tentación ni sucumbas al uso triunfante que el ego hace de la empatía para su propia vanagloria.
UCM 16