jueves, 3 de diciembre de 2009

Acepta la vida tal cual es, alégrate sin razón alguna

En el pueblo donde vivía el gran Maestro Zen Haukin, una joven se quedó embarazada. Su padre la presionó para que revelara el nombre de su amante y al final, para escapar del castigo, la joven dijo que era Hakuin.

El padre no dijo nada más, pero cuando nació el niño se los llevó a Hakuin, se lo arrojó y le dijo: " Parece que éste es tu hijo", agregando toda clase de insultos.

El Maestro Zen sólo dijo: Oh!, ¿es así? y tomo el bebé en sus brazos. A partir de este momento, a donde quiera que fuera, llevaba el bebé consigo, envuelto en la manga de su túnica. En noches de lluvia y tormenta iba a mendigar leche en las casas vecinas. Muchos de sus discípulos, considerándole un hombre acabado, se volvieron en contra suya y los abandonaron.

Hakuin no dijo ni una sola palabra.

Mientras tanto, la madre sintió que no podía tolerar la agonía de estar separada de su hijo. Confesó entonces el nombre del verdadero padre y el padre de la joven corrió a ver a Hakuin y se postró ante él rogándole que le perdonara.

Hakuin solo dijo Ah! ¿ es así? y le devolvió el niño.

Esto es aceptación. Todo lo que la vida trae está bien, absolutamente bien, esta es la cualidad del espejo; nada es bueno, nada es malo, todo es divino. Acepta la vida tal como es. Aceptándola los deseos desaparecen, las tensiones y el descontento desaparecen. Aceptándola, uno empieza a sentirse alegre sin razón alguna.

Cuando la alegría tiene una razón, no dura mucho. Cuando no tiene razón alguna, dura para siempre.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mis compromisos

El 01 de Abril de 1995, tuve la dicha de conocer lo que sería para mi una nueva forma de vida y un cambio de los paradigmas básicos en los que crecí; tome un seminario que se titulaba "El poder de la decisión", dictado por la traductora oficial de Un Curso de Milagros, Rosa María Wynn. Fue para mi una experiencia maravillosa que muchos de los que me conocen, saben dejó una profunda huella en mi psiquis marcando un antes y un después de ese mi encuentro con Jesús.
Comprendí que había vivido mi vida desde el miedo y tomé la decisión de aprender a vivir desde el amor. Han pasado muchas cosas desde entonces, pero mantengo el compromiso asumido desde ese momento y si bien no es cierto que he erradicado el miedo totalmente, puedo asegurarles que he aprendido a vivir más amorosamente y he visto como el temor ha sido desplazado en momentos y deshecho en otros, gracias al amor de Dios en mi corazón.
Esa es la principal  razón por la que confío en los resultados obtenidos cuando permito que sea el amor en mí, o la voz de Dios en mí o el Espíritu Santo en mí, como bien quieras llamarlo, quien decida a favor de Dios por mí.
Ese sería mi primer compromiso y el otro es compartirlo e invitar a otros a experimentar la dicha que se siente cuando recordamos que la verdad está en nosotros y no fuera; y cuando aprendemos a hacernos a un lado y permitir que sea Él, quien todo lo sabe quien se haga cargo.

Quien Soy??